La dicotomía Israel/Hamas es una narrativa falsa. No es una guerra entre dos iguales; Israel es una potencia ocupante con uno de los ejércitos más poderosos del mundo, mientras que los palestinos son un pueblo ocupado sin ejército formal.
El otro día un joven de unos 20 años me preguntó con aire amenazante y como si la pregunta fuera de gran complejidad qué era peor: Israel o Hamas.
El muchacho defendía que Israel había existido siempre, falacia que mucha gente desinformada toma como verdadera. Israel reitera ese mensaje pero no explica que la fuente principal de su historia antigua son las sagradas escrituras: la biblia hebrea o el Talmud entre otros, es decir, los libros que nos cuentan que el primer hombre se llamaba a Adan y su mujer fue creada de una de sus costillas. Israel, de hecho, ha invertido millones de euros en confirmar su existencia en tiempos remotos pero en 75 años no ha conseguido ni una sola prueba que lo confirme.
Lo único constatable es que Israel fue creado en 1948 de forma unilateral por un movimiento, autodefinido como nacionalista y colonialista, denominado Sionismo que constituye la esencia del estado de Israel. El estado de Israel no solo se creo unilateralmente sino que fue el resultado de una guerra que terminó con el robo del 78% de la tierra de Palestina y la expulsión del 80% de sus habitantes, fundamentalmente, cristianos y musulmanes. En Junio de 1967 ocupó militarmente el 22% que le había dejado a los palestinos y aunque la Resolución de la ONU 242 les obliga a abandonar los territorios ocupados desde Noviembre del mismo año, a día de hoy continúan ocupando ilegalmente: Gaza, Cisjordania y Jerusalen Este.
"Ni es una guerra, ni es entre Israel y Hamas".
¿Por qué no es una guerra? En primer lugar, porque quienes se enfrentan son Israel: una potencia ocupante, que ocupa el territorio de un pueblo y el pueblo palestino que es el pueblo ocupado. El Derecho Internacional le obliga a Israel a proteger al pueblo ocupado, sin embargo, no solo no lo cuida sino que niega todos los derechos humanos básicos. Les aplica desde hace décadas todo tipo de castigos colectivos como han denunciado sistemáticamente las principales organizaciones de Derechos Humanos calificando las políticas de Israel hacia el pueblo palestino como claramente de Apartheid y como dijo Craig Mokhiber, el director del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, en su carta de dimisión del 28 de Octubre de este año: Israel, sin lugar a dudas, lleva décadas cometiendo un genocidio sobre el pueblo palestino.
No, no se trata de una guerra se trata de un nuevo, brutal, inhumano y sin precedentes ataque de la potencia ocupante, Israel, sobre el pueblo ocupado, el pueblo palestino que se defiende legítimamente según el Derecho Internacional vigente.
Y no, no es contra Hamas. Hamas es un partido político, de derechas y religioso que surge en Palestina en 1987 con el apoyo y facilitación del estado de Israel que buscaba una fuerza política que se opusiera a la OLP, la única fuerza representativa del pueblo palestino hasta entonces. En todo caso, lo único evidente es que Israel no está atacando a Hamas. Israel expulsa de sus casas a familias palestinas, musulmanas y cristianas. En la Franja de Gaza ha quedado patente que Israel no ataca objetivos militares, ataca de forma sistemática a la población civil. Por primera vez en la historia los centros médicos y el personal sanitario se han convertido en blanco directo de los ataques del ejército israelí violando flagrantemente el Derecho Internacional Humanitario.
Los casi 20.000 asesinados por Israel (más civiles asesinados en mes y medio que en Ucrania en dos años) el 70% son mujeres y niños, evidentemente, civiles indefensos. De cada 10 hospitales en Gaza, 7 han sido destruidos o inutilizados y parte de su personal asesinado mientras ejercía su trabajo cuidando a los heridos.
A esa masacre se le suma el frio y hambre porque les han dejado sin casas, sin alimentos y sin agua potable. Según declaraciones del portavoz de UNICEF James Elder el 3 de Diciembre: “no hay palabras suficientes que puedan describir las atrocidades cometidas contra los niños de Gaza”. El Secretario General de la ONU para los asuntos humanitarios, Martin Griffith, calificó la situación como lo peor que había visto nunca, definiéndola como una “carnicería total”. Hasta el Secretario General de la ONU, Antonio Guterrés, ha invocado el articulo 99 de la carta fundacional de la ONU para parar este exterminio ignominioso que debería aterrorizar a todas las personas.
No somos conscientes de la permisividad social e institucional de esta barbarie. Si no paramos esta locura y mantenemos vigente, cumpliendo y haciendo cumplir, el Derecho Internacional surgido tras la 2ª guerra Mundial entraremos de lleno en un mundo regido por la ley de la selva. Así que contestando al joven ignorante la respuesta resulta obvia: Israel.
Y no olvidemos que ni es una guerra, ni es contra Hamas. Es un ataque indiscriminado, inhumano, monstruoso, con el único objetivo de exterminar al pueblo palestino. Quien no se posicione en contra de esta barbarie, no exija el alto el fuego y el cumplimiento del derecho internacional pasará a la historia como cómplice de este genocidio. Como decía el arzobispo Desmond Tuttu: “Permanecer neutral ante una situación de injusticia es optar por el opresor”.
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