Desde el frontón de Atarrabia quieren borrar el símbolo zazpiak bat por no ser políticamente “neutro”. ¿Cómo es posible que no sea neutro uno de los símbolos del pueblo del que formamos parte?
La conquista de 1512 y el desastre militar de 1521 en las campas de Noain supuso la pérdida de la soberanía navarra al sur de los Pirineos. Con el inicio del siglo XVIII los Borbones llegan al trono español. El modelo estatal se vuelve vertical, y la diferencialidad vasconavarra es un obstáculo en el creciente poder absoluto de la monarquía española. El liberalismo constitucional supone otro punto de inflexión para la historia vasca: España debe ser una y homogénea; hay que acabar con las “provincias exentas” (denominación dada a Nafarroa, Araba, Bizkaia y Gipuzkoa). Este proceso de asimilización forzada se decidirá nuevamente en los campos de batalla. Dos guerras carlistas serán necesarias y Navarra pasa de Reino a provincia.
La respuesta de los naturales del país se acelera tras la derrota. El hecho diferencial de lo vasco respecto de lo español (hay que tener en cuenta que una gran parte de la población no sabía ni una palabra de castellano) explota en un proceso de construcción nacional vasca, unas veces impulsado por intelectuales y otras por las Diputaciones forales. Todo el siglo XIX y el primer tercio del XX es apasionante. El país de los cuatro (Laurak bat) y de los siete territorios (Zazpiak bat) emerge con fuerza y con un carácter ideológicamente plural, donde confluyen carlistas, liberales, republicanos, socialistas y nacionalistas.
Este proceso tuvo su corolario en el proceso de Estatuto Vasco de 1931-32. En este proceso Navarra votó cuatro veces a favor de un Estatuto común. Sí, nuestros padres/madres, abuel@s y bisabuel@s dijeron sí a la unión de las cuatro provincias vascas del sur (inicialmente el 88% de la población). Villava-Atarrabia también votó a favor de esta unión política, al menos hasta que la cuestión religiosa ocupó el primer plano de disputa.
Este proceso se fue al traste, en este caso no por las armas, sino por la manipulación y el pucherazo en el recuento de votos. Las armas llegaron solo cuatro después de la mano del golpismo y 40 años de represión e imposición de una idea mística de España, intemporal y ungida por Dios.
En fechas más recientes se ha perpetuado el estatus de una Navarra aislada de sus hermanas. Sí, lo has adivinado, de forma forzada. Élites políticas que evitan la participación de Navarra en el preautonómico vasco, o que imponen la reforma del Amejoramiento del Fuero sin votación popular. Sin olvidar el referéndum sobre la entrada en la OTAN, donde Hegoalde votó NO al unísono (nuevamente las provincias exentas). En Atarrabia tenemos otro buen ejemplo: el referéndum de la ikurriña. La ciudadanía de Villava dice SÍ, pero una minoría ideológica se impone por la fuerza del Estado. Esta misma minoría “erre que erre” quiere eliminar el zazpiak bat del Frontón Atarrabia. Según estos, el escudo de Euskal Herria no es un símbolo políticamente neutro. ¿No es neutro un símbolo con una tradición histórica de 125 años? ¿No es nuestro un símbolo que representa una realidad histórica como es la territorialidad del pueblo vasconavarro del que somos parte?
Un símbolo, que desde el respeto a las realidades institucionales que emanen de la voluntad popular, representa una obviedad: somos un mismo pueblo. Nuestros antepasados, incluidos los que tuvieron que emigrar, bien lo sabían. El continente americano, ese que se liberó de la dominación española, está plagado de simbología del Zazpiak bat. ¿Por qué será?
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