Los nuevos carnavales de Atarrabia surgen por primera vez en el año 2017, en un nuevo contexto con la necesidad imperiosa de reconectar con nuestra identidad, de rescatar las costumbres olvidadas y de revitalizar el espíritu festivo que nos une. Para nosotras, los carnavales son más que una simple festividad; son una oportunidad para celebrar la diversidad y la vitalidad de nuestra cultura.
En el corazón de esta propuesta late un conflicto ancestral, el choque entre la tradición y el cambio, entre el bien y el mal personificados en las figuras de Atarrabi y Mikelats.
Este choque se manifiesta también en la división entre los Terrenales (agricultores, ganaderos y artesanos, cubiertos la parte de debajo de la cara y representando la tradición) y los Industriales (trabajadores del Batán, cubiertos la parte de arriba de la cara y representando el progreso).
Los dos sectores están arraigados en la villa que representando respectivamente la defensa de la tierra y el progreso industrial. Sin embargo, a pesar de sus diferencias, ambos sectores son indispensables para la subsistencia de la comunidad, como lo simboliza Mari, la síntesis perfecta de ambos extremos. Mari representa la armonía entre la tradición y el cambio.
Los vibrantes carnavales de Atarrabia se despliegan con todo su esplendor en un fin de semana lleno de color, música y tradición. Todo comienza el viernes por la mañana, cuando los colegios inundan las calles en una bulliciosa Kalejira que culmina en la Plaza Consistorial. Allí, se lee el pregón y se cubre al Rey Sancho VI el Sabio, dando inicio a la fiesta. Los corazones se aceleran al compás del baile de los carnavales, mientras la plaza se convierte en un escenario de alegría.
Por la tarde-noche, cobra vida la teatralización de la guerra entre los dos bandos de los carnavales: los Terrenales e Industriales. Las plaza se transforma en un campo de batalla imaginario, donde los participantes dan rienda suelta a su creatividad y entusiasmo. Tras la emocionante representación, llega el momento de los bailables, donde los ritmos contagiosos nos invitan a todos a unirnos a la celebración.
El sábado amanece con una energía renovada, y dos Kalejiras recorren las calles de Atarrabia desde temprano. Una, protagonizada por los Terrenales, desde el barrio de Ulzama, mientras que la otra, liderada por los Industriales, surge del bullicioso Batán. Ambas kalejiras convergen en la plaza en un encuentro lleno de emoción y enemistad, marcando el final de la guerra de los dos bandos con una espectacular teatralización.
Después del bullicio de las calles, llega el momento de compartir una suculenta comida popular, seguida de divertidos juegos para los más pequeños. Y mientras el sol se oculta en el horizonte, Ostatu móvil recorre las calles, brindando momentos de diversión a cada paso.
Para cerrar con broche de oro este fin de semana de fiesta, el frontón del pueblo nos recibe con una gaupasa, donde la música y las risas se mezclan en un ambiente de alegría y complicidad. Así, entre risas, bailes y encuentros inolvidables, los carnavales de Atarrabia escriben una nueva página en la historia de nuestra villa, donde la tradición y la diversión se unen para celebrar la vida en toda su plenitud.
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