Se cree que el cambio climático únicamente afecta a escala global, pero los efectos se notan a nivel local, de formas muy diferentes, algunas más directas, como las que provienen de fenómenos meteorológicos extremos, pero otras de una cadena de relaciones muy compleja.
No somos demasiado conscientes de la globalidad del fenómeno del cambio climático que se está acelerando a una velocidad inédita en cientos de miles de años ni de los impactos de todas las alteraciones que estamos observando ya en la atmósfera, océanos, hielos y biosfera terrestres. Uno de los grandes problemas de esta falta de percepción es que un cambio climático como el actual opera a escala global pero los efectos y consecuencias se dejan notar a escala local de muy distintas formas, algunas más directas, como aquellas que derivan de eventos meteorológicos de naturaleza extrema, pero otras en una cadena de relaciones muy complejas e interconectadas con otros grandes problemas que están surgiendo los últimos años (agricultura intensiva, contaminación urbana, usos del agua, pandemia de COVID-19, etc.).
Si bien es cierto que episodios de graves inundaciones, sequías y olas de calor han existido siempre, hay ya sobrada evidencia de que su intensidad, alcance espacial, época del año en la que se producen y, sobre todo, la frecuencia con la que ocurren están sufriendo cambios, lo que nos sitúa en escenarios de claro aumento de riesgo. Desde un punto de vista del análisis de datos climáticos, en Navarra hemos podido confirmar que algunos eventos que han ocurrido a lo largo de los últimos años están entre los más extremos desde al menos 1960. Es el caso de las olas de calor de junio y julio de 2022, las inundaciones en la Zona Media en el año 2019 -y en el conjunto de los ríos navarros a finales de 2021-, así como los grandes incendios forestales declarados la tarde noche del 18 de junio de 2022, en el pico de la ola de calor.
Esto no es exclusivo de la Comunidad Foral de Navarra ya que estamos presenciando cómo suceden a lo largo y ancho del planeta catástrofes favorecidas por el cambio climático fuera de cualquier variabilidad natural. Lo hemos visto últimamente en estados como Brasil, India, China, Libia, Grecia, Argentina, Canadá o Sudáfrica.
Por todo lo anterior y teniendo en cuenta que se espera que los escenarios y fenómenos que están por venir se salgan cada vez más de la norma, se debe hacer un llamamiento hacia el debate público y la concienciación social de esta realidad, muy especialmente a la probabilidad de que los efectos de la crisis climática acaben trastornando miles y miles de vidas. Por ello es crucial la puesta en marcha de estrategias de prevención, adaptación a las nuevas condiciones y minimización y protección frente a los daños causados.
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