El festival Hatortxu Rock se despide tras 26 años como símbolo de solidaridad contra la dispersión. Aunque no se ha alcanzado el objetivo final, se ha avanzado mucho gracias al esfuerzo colectivo. Este adiós no es un final, sino el inicio de nuevos caminos que construiremos juntos en el futuro.
Son las ocho de la mañana y los del peto naranja hemos hecho el relevo en la entrada de la carpa. Un año más hemos convertido el espacio entre el cementerio en una gran fiesta de solidaridad, y ahora, cuando hemos conseguido enviar al último trasnochador a casa, hemos dejado limpia de nuevo la pista de grava. Como si no hubiera pasado nada (o casi). Hemos dejado el material y nos hemos dirigido hacia Etxebeltza, para recuperar fuerzas con los txitxi-bolis que llevamos horas imaginando y deseando. Porque aún queda una larga jornada por delante.
Durante 15 años Hatortxu ha sido acogido con cariño por el pueblo de Atarrabia. Nos habéis acogido con cariño los amigos de Etxebeltza. Hatortxu Rock nació hace 26 años para sacudir la comarca de Pamplona con melodías de solidaridad y amor. Esos valores los representáis también todos los colaboradores que habéis estado detrás del proyecto. No habéis fallado ni un solo año. Nunca nos habéis fallado.
Este julio Hatortxu se despedirá. Somos conscientes de que no hemos alcanzado el objetivo final, claro. Pero estamos cerca de la cima. Nuestro objetivo ha sido aliviar la carga de la política de dispersión; suavizar un poco el día a día duro de los presos, exiliados y deportados políticos y de sus allegados. Gracias al trabajo de todos estamos conociendo el fin de la dispersión, y gracias al trabajo de todos conseguiremos tener a nuestros amigos, familiares y vecinos en casa. A todos.
Sin embargo, los nuevos tiempos y contextos nos han llevado a reflexionar sobre el futuro de Hatortxu. Y ha sido precisamente el futuro lo que nos ha empujado a decir adiós. Los nuevos ciclos políticos nos han planteado nuevas preguntas y necesidades. Convencidos de que necesitamos nuevas herramientas y fórmulas, hemos decidido cerrar un recorrido de 26 años. Convencidos de que una puerta cerrada abrirá mil ventanas. Hatortxu se despedirá en Lakuntza, pero ¡ojo! Ninguno de nosotros se irá a casa hasta que todos estén en casa.
Durante muchos años habéis sido compañeros de camino, amigos de Etxebeltza. Tendríamos que daros las gracias miles de veces y, seguramente, aún nos quedaríamos cortos. Este festival, que cumplirá 30 ediciones, no habría conseguido gran cosa sin el trabajo comunitario. Trabajando codo con codo, desde el pueblo y para el pueblo, somos una comunidad capaz de hacer cosas enormes.
En este mundo cada vez más individualista y egoísta, hemos sido testigos de la fuerza de construir juntos. Y lo seguiremos siendo. Porque estamos convencidos de que con una despedida no se acaba nada. Porque en los caminos que aún tenemos que imaginar para el mañana, avanzaremos juntos. ¡Mil gracias, Atarrabia! ¡Y mil gracias, Etxebeltza!
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